De que callada manera se me acerca usted sonriendo…..
Nicolás Guillén
La Fotografía y su naturaleza
Silencio. ¿Escuchan? Oyen igual que yo ese ruido, ese gis que no deja de sonar cada vez que tocamos el tema. Muchas han sido las vueltas que los estudiosos han dado para caer en el mismo punto, sí… Pero no. También sé, que pudiera parecer atrevido o arriesgado plantear una ponencia negando la existencia de la misma.
Abrazo el tema como si atravesara por una crisis existencial, una crisis cíclica que trato de contagiar a mis alumnos cuando les llega la hora. El tema que hoy nos reúne, pudiera considerarse lugar común entre quienes al tomar una cámara fotográfica damos por hecho un tema que, en ocasiones, sólo suponemos.
Siempre he considerado paradójico este concepto de Lenguaje dentro de una disciplina que vive en el silencio.
Pienso que una de las referencias sobre la Naturaleza de la Fotografía obedece, en una primera instancia, al aparente silencio que reina sobre su bidimencionalidad y que, sin embargo, desde su mutis ha sabido establecerse como puente entre el hombre y sus ideas.
La Fotografía ha demostrado sus infinitas posibilidades. Su inmediatez, así como sus múltiples interpretaciones y la maleabilidad que puede ejercer el hombre sobre sus implicaciones, han sido sus principales atractivos; como todo medio de expresión cuenta con reglas y estructuras propias para trasmitir sus mensajes, es precisamente a esto a lo que se le llama LENGUAJE FOTOGRÁFICO.
El lenguaje
Hablar sobre Lenguaje es abrir la Caja de Pandora, por ser su naturaleza basta y sus terrenos de reflexión diversos, por lo tanto debemos delimitar nuestras acotaciones. El lenguaje es regularmente homologado con la lengua o el habla; en múltiples ocasiones es considerado sólo como una herramienta de comunicación; sin embargo, llegamos más allá cuando tomamos en cuenta una de sus funciones más relevantes y que justifica su intervención en el tema: el lenguaje como proceso de significación de las ideas.
El lenguaje permite materializar deseos, sueños y pensamientos. Llevarlos al terreno del lenguaje implica siempre una proyección del mensaje y con ello, pensar automáticamente en el otro, el que recibirá el mensaje.
Sobre sus hombros pesó durante mucho tiempo la responsabilidad de ser la cualidad que nos diferencia de otras especies, idea que se derrumbó al llegar a la conclusión de que otros seres vivos cuentan con lenguajes propios de su naturaleza, por ello no es de extrañar que el menú de posibilidades y el amplio campo de acción con que cuenta el lenguaje sea tan variado y disímil en algunos momentos.
El lenguaje, por su unión indisoluble con el pensamiento, permite que emerjan las estrategias de elaboración de mensajes, los contenidos y su entendimiento.
Esta comprensión es producto de un periodo prolífico en la historia del pensamiento contemporáneo y debemos el uso del concepto al estructuralismo europeo de los años 50´ : Ferdinand de Saussure y Lévi-Strauss con la CONCEPCIÓN ESTRUCTURALISTA DEL LENGUAJE.
En su planteamiento proponen al lenguaje como la estructura donde cada parte solo cobra sentido en relación con el todo y debe representarse en cualquier momento de su existencia como organización, como un sistema o bien, una estructura.
El estructuralismo europeo, eleva al lenguaje como modelo de estudio y aplicación a diversos fenómenos con base en las funciones operativas. Tomándolo como un modelo a seguir para el razonamiento de los fenómenos del hombre.
Dicha corriente tiene sus bemoles. La lingüística conjuntamente con la semiótica ajustarían ideas con los post-estructuralistas, al aclarar que no podemos relacionar todo fenómeno como un conjunto de signos similar al del lenguaje, Ni aplicar dicha estructura en el estudio de otras manifestaciones de la comunicación humana.
Y es aquí donde debemos determinar el nivel de influencia del modelo lingüístico sobre la teoría de la imagen, cuyos antecedentes pesan desde el origen del concepto de Fotografía,
En su nombre lleva la penitencia, Fotografía es una palabra compuesta, en el que el prefijo foto, es un índice de luz y grafía evoca lo escrito, si hacemos una revisión de orden semántico llegaremos a la contradicción que da origen a toda la percepción consecuente en torno a esta disciplina. De aquí podemos tomar para ejemplo, conceptos tales como, lectura de imagen, discurso fotográfico, alfabetización visual, entre otros.
Existe un punto en común entre la Fotografía y el lenguaje hablado o escrito, ambos se construyen bajo sistemas simbólicos, uno con la palabra como unidad y el otro con los elementos de la significación (imágenes dentro de la foto).
El concepto de lenguaje que pesa sobre la Fotografía me parece una seductora yuxtaposición que confirma su contrariedad natural pero que en este caso, se deja llevar por la inercia y precocidad de su desarrollo, la Fotografía no ha puesto resistencia ante este sobre nombre que intenta dar origen y descripción de su función en la vida del hombre, debido a que la palabra Lenguaje participa como una articulación que intenta etiquetar uno de los principios más elementales de la Fotografía: transmitir-comunicar.
Quizá debamos partir de algo más elemental para afirmar la idea de que la Fotografía tiene un Lenguaje, hagámoslo en algo más simple, pensando que la literatura haya su lenguaje en la palabra, o la lecto-escritura, La música en los sonidos y los silencios, la danza en el movimiento corporal y el espacio. Todas y cada una de estas disciplinas han tenido la tarea de construirse un |“lenguaje que les dé identidad y autonomía.” Por su puesto, dentro de la parcialidad de cada lenguaje, porque como afirma Joan Costa: “Ningún lenguaje es capaz de trasmitir un fenómeno en toda su plenitud y complejidad en forma integra”.
A medida que la Fotografía va ganando terreno en la definición de su lenguaje, y por ende en la especialización como disciplina y construcción de una expresión autónoma, también va cerrando filas al delimitar al público que comparte su naturaleza; esto es, pierde universalidad pero gana eficiencia en el terreno de la comunicación y así los lenguajes como el fotográfico, cinematográfico, hasta el de video, van definiéndose para construir un sistema propio.
Sobre este tema se han creado planteamientos tan complejos y abstractos, que los han convertido en algo distante de la praxis, conceptos difíciles de llevar al campo de acción, haciendo su aparición dentro de la misma Fotografia y no en la intención del fotógrafo, postergando su valoración hasta el encuentro con el teórico.
Esto no quiere decir que para descifrar un contenido sobre el lenguaje fotográfico debamos profesar como religiosos una esquematización semiótica. Es mejor definir que más que lenguaje fotográfico, se trata de establecer una interpretación de significantes.
Debemos prepararnos para las propuestas contemporáneas en las cuales no hay pureza de disciplinas artísticas y el desplazamiento del concepto requiere de plataformas interdisciplinarias, que nos llevará también a un entre-cruzamiento de lenguajes y construcciones discursivas cada vez más amplias que necesitarán herramientas de estudio cada vez más especializadas.
O lo que es lo mismo, bienvenidos a la Torre de Babel.
CIERRE.
Si tuviera que plantear una de las características que más me seducen de la Fotografía, tendría que remitirme a su silencio. a esa manera de estar y no estar a la vez, liviana, ligera como el papel y la luz. La Fotografía cuenta con un lenguaje?, sí… Pero un lenguaje propio y más que lenguaje, un código, ella habla y en ocasiones, grita fuerte dentro de mi cabeza, con mi voz, con mis palabras, madre de todas mis realidades y ficciones.
He llegado a pensar que todos los que estamos aquí somos meros traductores de un medio con límites insospechados.
9 de octubre del 2008.
Escuela Nacional de Artes Plásticas.
Ciudad de México.